Rasbora Esmeralda
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El Microrasbora erythromicron, o rasbora esmeralda para los amigos, es el equivalente acuático de una joya en miniatura. Pequeño, elegante…
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El Microrasbora erythromicron, o rasbora esmeralda para los amigos, es el equivalente acuático de una joya en miniatura. Pequeño, elegante y reluciente, este pez originario del lago Inle en Myanmar (antes Birmania) se ha ganado el corazón de los acuaristas que buscan color y movimiento en formato micro. Si el acuario fuera una pasarela, este pececillo sería el modelo de alta costura que se roba todas las miradas sin medir más de 2,5 cm.
Apariencia: brillo de joyería fina
Su nombre “esmeralda” no es casualidad. El cuerpo de este diminuto pez luce un tono verde metálico con reflejos azulados, atravesado por bandas horizontales color naranja o cobrizo que parecen pintadas a mano. Sus aletas, especialmente en los machos, muestran bordes rojizos que dan un contraste espectacular. En pocas palabras, es como tener un anillo de esmeralda con rubíes nadando en tu acuario.
Los machos suelen lucir colores más intensos y una silueta ligeramente más esbelta, mientras que las hembras presentan un verde más suave y una barriguita redondeada, sobre todo cuando están listas para la reproducción. A pesar de su tamaño minúsculo, su presencia es impactante, ¡una joya viviente de apenas un par de centímetros!
Personalidad: tímido pero encantador
La rasbora esmeralda es pacífica y un poco tímida, algo así como ese amigo callado que, cuando lo conoces, resulta ser un encanto. No le gustan las multitudes ruidosas ni los peces que andan “de mal humor”. Lo ideal es mantenerla en grupos de al menos 8 a 10 individuos, porque así se sienten seguros y muestran su comportamiento natural de cardumen. Cuando están cómodos, se vuelven juguetones, nadando en sincronía como si ensayaran una coreografía acuática.
Requisitos del acuario: un micro-palacio
Por su tamaño diminuto, podrías pensar que la rasbora esmeralda necesita un acuario microscópico, pero ojo: les encanta tener espacio para nadar en grupo. Un tanque de al menos 40 litros es perfecto. El entorno ideal incluye plantas densas, musgos y rincones sombreados, imitando las aguas tranquilas y ricamente vegetadas de su hábitat natural.
La temperatura ideal va de 20 a 26 °C, con pH ligeramente alcalino o neutro (entre 7 y 8), ya que el lago Inle es un ambiente de agua clara y algo dura. Agradecen una filtración suave y una iluminación moderada que realce sus colores metálicos, cual joya bajo un escaparate.
Alimentación: paladar de gourmet mini
Estos peces son omnívoros, pero con boca chiquitita—literalmente. Se alimentan felizmente de microalimentos: escamas finamente trituradas, microgránulos, daphnia, artemia recién eclosionada o incluso infusorios si hay crías en el acuario. Les encanta picar varias veces al día, así que lo mejor es darles pequeñas raciones.
Piensa en ellos como los sibaritas del acuario: no piden un banquete, pero sí bocados de alta cocina.
Reproducción: romance discreto
Criar rasboras esmeralda puede ser un reto, pero no imposible. Los machos intensifican su coloración cuando quieren conquistar, y las hembras depositan los huevos entre plantas de hojas finas o musgo. Como buenos peces de “pon y corre”, no cuidan de los huevos, así que, si quieres alevines, tendrás que separar los huevos o a los padres. La eclosión ocurre en unos pocos días, y los alevines necesitarán alimentos microscópicos al principio.
Un dato de “alto rango”
Aunque se le sigue llamando “Microrasbora”, los expertos taxónomos decidieron que, técnicamente, este pez pertenece al género Danio, por lo que a veces se le encuentra bajo el nombre Danio erythromicron. Pero, seamos sinceros, “rasbora esmeralda” suena mucho más glamoroso, ¿verdad?
En resumen
El Microrasbora erythromicron es una verdadera joya para acuarios plantados y comunitarios. Su tamaño compacto, su color esmeralda brillante y su comportamiento pacífico lo convierten en un tesoro viviente, perfecto para quienes quieren un acuario elegante y lleno de vida sin complicaciones.
Es un pez que demuestra que las mejores cosas vienen en frasco pequeño: bello, sociable y con un toque de rareza que lo hace especial. Y, seamos honestos, tener un grupo de estas mini-esmeraldas nadando en tu sala es como tener un cofre de joyas en movimiento, pero sin miedo a que te lo roben
Peso | 100 g |
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